La presencia dominante de la mutación británica del coronavirus, un sistema ineficaz de rastreo de contagios y un tardío confinamiento nacional han hecho que Eslovaquia, socio de la Unión Europea (UE), encabece actualmente el ránking mundial de fallecimientos por COVID-19, con más de 16 muertos diarios por millón de habitantes en los últimos siete días.
El país centroeuropeo de 5.4 millones de habitantes afrontó prácticamente indemne la primera oleada de la pandemia hace un año, con un saldo de apenas 28 muertes atribuidas al virus entre marzo y septiembre pasado, pero desde entonces la cifra de fallecimientos se ha disparado hasta 6 mil 350.
Según el portal “Our World in Data”, vinculado a la Universidad británica de Oxford, Eslovaquia registraba este viernes una media de 16.1 muertos por millón de habitantes en siete días, la tasa más alta de mortandad por el SARS-CoV-2 en el mundo, por delante de Portugal (13.4) y la República Checa (11).
Cepa británica muy presente
La cepa británica B.1.1.7 fue detectada por primera vez durante las fiestas navideñas en la parte este del país y desde entonces no ha hecho más que ganar terreno de forma exponencial, hasta convertirse en el principal foco de contagio y muerte por coronavirus.
“Al final del año (2020), la variante B.1.1.7 fue importada en varias regiones eslovacas, y en pocas semanas reemplazó completamente las otras variantes”, asegura a Efe Jozef Nosek, el bioquímico que hizo en Bratislava la secuencia del genoma de la variante británica.
En medio de una situación desconocida y con unas restricciones gubernamentales para frenar la pandemia, en vigor desde las fiestas navideñas, y que no surten efecto, el primer ministro, Igor Matovic, alertó a principios de febrero sobre la presencia de la cepa británica en el 71 por ciento de los contagios.
Se confirmaba así la tendencia observada en enero, lo que llevó al primer ministro a augurar esta semana que “la proporción de la mutación británica ha crecido hasta niveles que harán muy difícil tener la situación bajo control, y costarán muchas vidas”.
Sistema de rastreo ineficaz
Además de la mutación británica, los expertos achacan la actual situación a “un sistema de rastreo de contagios ineficaz”, destaca Nosek.
Eslovaquia fue pionera en los test masivos de la población en otoño pasado, pero nunca consiguió aislar todos los focos de contagio ante la falta de un sistema eficaz de rastreo.
Al final, el país acabó optando, poco antes de la Navidad, por un nuevo confinamiento general, aunque éste “llegó tarde y con muchos agujeros”, sentencia el experto eslovaco.
Según Nosek, en la primera ola hubo cuarentena obligatoria para los que llegaban del extranjero y esto contribuyó a la baja incidencia de contagios.
Sin embargo, “estas restricciones se eliminaron demasiado pronto, lo que resultó en una importación mayor del virus, sobre todo de las variantes más infecciosas, lo que estuvo seguido por un contagio comunitario extensivo”.
Miedo a mutación sudafricana
Para evitar riesgos similares con la mutación sudafricana (B.1.351), presente ya en algunas regiones de la vecina Austria, el país ha establecido una cuarentena obligada de 14 días, aunque tras transcurrir ocho el interesado podrá hacerse un test PCR y, si el resultado es negativo, abandonar el aislamiento.
La situación hospitalaria, con 3 mil 626 personas internadas -323 de ellas en estado grave-, está al límite de su capacidad en las dos principales ciudades del país: la capital Bratislava y Kosice, así como en muchos hospitales de capital de provincia.
Con un personal sanitario desbordado, el Gobierno eslovaco decidió esta semana activar el mecanismo de colaboración mutua de la UE para situaciones de emergencia.
Bratislava ha pedido a la UE el envío de 10 médicos y 25 enfermeros, que prestarán sus servicios en diversos departamentos de anestesia y medicina intensiva o en unidades de cuidados intensivos.
Eslovaquia ha vacunado hasta ahora al 4.6 por ciento de toda su población con al menos una dosis, según datos oficiales.
El Gobierno anunció anoche (viernes) la compra de 2 millones de dosis adicionales de la rusa Sputnik V para ampliar su oferta de vacunas, aparte de los tres fármacos (BioNtech/Pfizer, Moderna y AstraZeneca) que ha adquirido ya en el marco de la compra comunitaria y que están llegando al país con algunos retrasos.
El medicamento ruso, que dentro de la UE se administra por ahora solo en la vecina Hungría gracias a una licencia nacional, tiene previsto llegar a Eslovaquia en junio, según anunció el propio primer ministro Matovic, quien impuso esta compra en contra de algunas resistencias en su propio gabinete.
Con información de EFE
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Fuente: Lopez Doriga
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